May-2015
Recordando… (2ª. Parte)
Doña Juana salía de casa a las 4 de la madrugada con la luz del querosén iluminando el sendero; por el camino veía a los cazadores que le decían: puede pasar doña que yo no hago nada. Antes no había carreteras, ahora tenemos nuestro barco, de hora en hora”.
Era común que los niños le tuvieran miedo a ‘la bruja’. “En aquella época la bruja entraba en las casas y mordía a los niños que se despertaban al otro día con moretones en el cuerpo. Mi madre perdió dos hijos. En la Barra había una buena curandera que bendecía así:
Bruja, bruja,
Aquí hay bruja
Escoba en la boca
Sano sufrimiento en la mano
No me venga a esta casa
Con eso de marcación
La bruja deja comer, beber, dormir y criarse
En nombre de Dios, de la Virgen María
Amén”.
Contó también una historia de hombre-lobo: dijo que cuando descubrieron quien era el que se transformaba en hombre-lobo, este no se convertía más. Y mientras cuenta, repite varias veces: “con la gracia de Dios”. Mejor es tener la gracia de Dios cerca.
Los trajes de los reyes encantan sus ojos que parecen ver aún su cuerpo de joven entre los hombres que salían de casa de noche y solo volvían al amanecer.
“Puerta abierta
Luz prendida
Seguro me está esperando
Y estoy aquí en su puerta
Ay con Traje de Reyes cantando
Para dar un viva a Santo Amaro”
“Ahí abrían la puerta y ofrecían aguardiente, café, dinero y nosotros seguíamos hasta el amanecer”.
“En enero hay tres trajes
Ya le digo cuáles son
Es el Rey, Santo Amaro
También Sebastián”.
“Un pan por Dios”, iban pidiendo los niños en las casas, y todos daban lo que tenían. Eso en la época de los Reyes.
En sus casitas dice que “colocaba una esterilla en la calle, ponía la muñeca, vajillitas de barro, hacía comiditas; eso la distraía a una y cuando se cansaba, volvía a su casa”.
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Texto y fotos: Renata Meirelles
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