Abr-2015
Bumba meu boi – San Juan
Aquí en Maranhão recibimos la visita de nuestra amiga e investigadora de la fiesta de Bumba meu Boi, profesora doctora Soraia Chung Saura, que nos regaló lindos relatos de ese encuentro.
“Admira primero, después comprenderás” Gastón Bachelard
La familia se aventura ahora en Maranhão, llegando antes del comienzo de los festejos de Junio. Esta vez se instalaron en la ciudad, en la isla del amor, San Luiz de Maranhão. Después de varios meses viviendo en casitas en comunidades rurales, están muy animados con la nueva casa: un departamento. Perfecto para acompañar el maratón de los festejos de Junio. Maratón porque se trata de un empeño y esfuerzo necesarios para estar donde están todos: en las fiestas. Y que fiestas! Suelo pensar que, nosotros del sudeste, poco entendemos de fiestas. Por aquí en el Norte, tienen proporciones ilimitadas, inmensurables, con un contingente gigante de gente.
San Juan es el principal homenajeado durante la semana que antecede y que sigue a su día, el 24 de Junio. Para él hay más de 50 fiestas desparramadas por la capital. Cada una con innombrables presentaciones. Los grupos de Bumba-meu-boi vienen de todos los lugares. Del interior para la ciudad. Se manifiestan en todo su esplendor. La fiesta encuentra su ápice.
Prepararon cada uno su buey, cada cual en su rincón, en secreto, ese homenaje. Bordan y ensayan, desde la cuaresma, primorosas maravillas, nuevos cantos, cuidado y encanto, para agradar a los santos. Los dibujos son significativos y maravillosos, trabajos de devoción, miniaturas del mundo, intimidad de las cosas. Captan la grandiosidad de la vida en pequeños y detallados dibujos, imágenes lejanas, horas sin parar cosiendo mostacillas coloridas y brillantes en el terciopelo negro en una composición sin fin. Observamos a las bordadoras dando los últimos remates antes de las presentaciones. “Siempre falta bordado, nunca termina” escuché de una de ellas. Anuncian así el continuum del mundo.
En San Juan, cada grupo bautiza a su buey, un compromiso. El animal deja su condición de animal pagano para solidificarse en su naturaleza santa, para ser representante de los hombres frente a los santos y entidades, puede bailar a su bel placer. Entonan cantos bellísimos: “Oh mi San Juan / Ven a recibir / Esa cosa linda / Que hicimos para ti. / Con tu luz divina / Ilumina mi Batallón / Esta ofrenda es humilde / Pero es de corazón.»
El nombre del novillo brilla escrito en el terciopelo negro: “Mimo de San Juan”, “Brillo de la Noche” , “Bello Día” , “Brillo de la Hacienda”, “Joya de la Madrugada” , “Poder de San Juan” , “Hechizado” , muestran a que vino al mundo.
David tiene una rara manera de mimetizarse entre la gente, hacer de su mano firme de filmador un gesto invisible, concentrado en el movimiento colorido de la noche. Renata tiene un ojo en la escena, otro en los niños y oídos para los brincantes. Es una pareja toda oídos, silencio y respeto. Aprenden a tocar, a cantar y a bailar con otros niños. Si pudiéramos decir que las fiestas tienen una función en el mundo, la principal debe ser la de que todos realicen, de forma colectiva, este ejercicio mítico de aventurarnos en universos ancestrales, cuestiones desafiadoras para la humanidad, latente en todos nosotros: el animal, la fiera, el peligro, la vida, la muerte, la angustia frente al tiempo que se evapora, implacable. La fiesta y la belleza de estar vivos en un mundo mágico, año tras año. Hay seducción, pasmo, fascinación. Frente a una fiesta popular colorida y festiva, no hay quien no se plante encantado – los que asisten y los que crean: vale recordar que todos somos participantes. De esta manera, estar niño en medio a una fiesta colorida y barullenta, repleta de máscaras, sonidos y colores, con un animal Buey colorido, brillante, danzante y con cuernos reales (o sea, amenazadores) constituye una aventura de vivir en un mundo mitológico y de hechizos.
Texto: Soraia Chung Saura
Fotos: Renata Meirelles
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