Abr-2015
Agosto, mes de los vientos
Agosto es el mes de los vientos y los vientos piden avioncitos de papel y cometas en el cielo. Acupe está actualmente repleta de niños en el puerto, en la plaza, en las calles y en los patios, con ojos en dirección al cielo y manos ágiles como la de los directores de orquestas.
Los avioncitos de papel son confeccionados con hojas de cuaderno o de libros didácticos antiguos, elevando por los aires viejas ideas y contenidos escolares. No se usa pegamento ni varillas y su levedad gana potencia en los hábiles dedos de los niños.
Las cometas son confeccionadas con tallos de hojas de palmera o de ‘dendê’ y papel de seda, pegados a las varillas, formando un rectángulo de aproximadamente 10cm de ancho por 30cm de largo. Saber construir una cometa, hasta que es simple; lo más difícil es conseguir hacer la “llave” – amarre para juntar la línea y la cola.
Las ‘rabadas’ son confeccionadas con líneas de arpilleras de sisal, un trabajo de paciencia y persistencia.
De alguna manera, los niños consiguen encontrar las varillas, el papel, el pegamento y la rabada; pero la línea… ay, la línea. La línea tiene que ser comprada y es difícil conseguirla. Hay que tener mucha línea, guardarla bien y no perderla para algún rival.
Y rivales no faltan en esa feroz batalla. Quien consigue coger una, se lleva no solo la cometa del otro sino también la línea del otro. Por eso usar cera, o ‘condimentar la línea’, como dicen los niños, es fundamental para darle sabor al juego.
Creado todo ese rol de necesidades, allí están los niños, y me refiero a niños varones, armados con sus juguetes, en batallas tan antiguas como actuales.
Sea cual sea la edad, lo que importa en el juego es estar de hecho presente.
Quien no tiene cometa queda atento para conseguir agarrar alguna que sea interceptada. Si no consigue, hasta vale convencer un compañero, ofreciéndole una galleta para que lo deje jugar un poquito.
Texto y fotos: Renata Meirelles
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