Abr-2015
“Creo que era una visión”
El fuego invita a decir sobre el miedo, a escuchar al coraje, a calentarse del frio. Ni bien nos sentamos allí y las historias fueron llegando sin ser invitadas, simplemente aparecieron.
En Tatajuba todos los niños tienen una historia terrible para compartir. No solo por haber oído hablar, sino por haberlas vivido. Esos niños viven pasando por pruebas de coraje. Ya sintieron el soplido del miedo en los ojos y ya enfrentaron fantasmas.
Gleistone cuenta que vio unas piernas y un bulto por el mangle y no sabía que era. Solamente escuchaba la “burlita que los cangrejos hacen de las patadas”, el resto era puro silencio. “Eran unas piernas peludas, solo vi de la rodilla para abajo”. “Cuando miré para arriba vi que había luna llena. El bicho era casi de esta altura así! Negro, tipo un gran chancho mirándome. Agarré una piedra, se la tiré y salió corriendo, en la punta de la barrera. La marea estaba alta y solo vi la bocaza de agua. Entonces no lo vi más”.
Mauricio cuenta sobre el paseo que hizo con su madre por las Cabaceiras. Vieron un bulto negro “bien quieto” y cuando miró de nuevo ya no estaba más en aquel lugar. Su padre duda si era un hombre-lobo, pero cree que sí.
Lucas dice que a veces, cuando va a su casa, escucha a un niño llorando allí, dentro del mangle. Mauricio dice que es un niño pagano.
Cierto día, cuando Totoño volvió para su casa con su madre, escuchó un rumor de gente en el ‘terrero’ diciendo que iban a matar a alguien. Cuando abrió la puerta, no había nadie, no había rastro de nada.
De una historia a otra, una cosa es segura: todos piensan “que era una visión”.
Texto y fotos: Renata Meirelles
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